Ruta Cultural.
La sociedad abierta y sus vigentes enemigos (III)

Karl R. Popper, a treinta años de su muerte.
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Hace varios años leí el texto de Hegel titulado: “Filosofía del Derecho”. Debo confesar que me costó muchísimo familiarizarme con el estilo. Leía y releía los apartados y sólo así pude ir encontrándole forma al contenido y extraje lo que en aquellos años consideré esencial de la obra. Pasaron los años y comprendí que Hegel es un hueso duro de roer. Más, sabía que derivado de mi interés por la filosofía política debía leerlo en esa línea, conocer su influencia, sus planteamientos, etc. Algo más, Hegel influyó en muchos autores fundamentales que sí o sí se estudian en la ciencia política, por citar un ejemplo: Karl Marx. Luego entonces, no había más opción que perderle el miedo y seguirlo enfrentando para conocerlo, intentar comprenderlo, cuestionarlo si me es posible, y bueno, ni siquiera hoy día puedo decir que conozco demasiado del autor, no obstante, a mi manera lo he abordado. Los años siguieron pasando y me encontré con Karl Popper y: “La sociedad abierta y sus enemigos”. Esta apasionante obra la he estudiado de forma detallada, profunda, y un gigante como Popper me aclaró muchas dudas que tenía sobre Hegel.
De entrada, como sabemos por los artículos anteriores, Popper tiene un objetivo central en el libro: demostrar cómo el pensamiento de Platón, Hegel y Marx, han contribuido en la implementación de sociedades cerradas, intolerantes, totalitarias. El análisis sobre Platón ya lo vimos, ahora toca el turno a Hegel, partiendo de la siguiente aclaración. Platón creyó que los cambios permanentes sólo generaban corrupción, imperfección. Para el filósofo griego existía un mundo perfecto y todo lo posterior a él es una degradación, es por ello que debíamos retornar o aspirar a retornar a él. Hegel planteó todo lo contrario, creyó que la evolución no representa la caída, literalmente Popper apunta: “Hegel insiste, esta vez en oposición a Platón, en que las esencias evolucionan. En el universo de Hegel, como el de Heráclito, todo se haya sujeto a flujo, y las esencias introducidas en un principio por Platón a fin de contar con algo estable, no se hayan libres de este. Pero téngase bien presente, este flujo no es decadencia: el historicismo de Hegel es optimista. Sus esencias y Espíritus son capaces, al igual que las almas de Platón, de moverse, desarrollarse y crearse por sí solas. Y se autopropulsan en la dirección de la causa final, automaterializada en sí misma. Esta causa final u objetivo de la evolución de las esencias es lo que Hegel denomina: “Idea absoluta.”
A partir de esta idea, Hegel escribirá y creará todo un sistema filosófico: el idealismo absoluto. Su método empleado es la dialéctica. En palabras sencillas, el método consiste en proponer una tesis, ésta causará críticas, la crítica incluye una antítesis, del conflicto de estas dos posturas surgirá la síntesis. La síntesis representa la unidad de dos opuestos y con ella llegamos al conocimiento total, absoluto. Es decir, la permanente confrontación de los opuestos nos llevará a la Verdad. Este método es pilar en toda la filosofía hegeliana. Partiendo de esta posición, Popper nos mostrará cómo Hegel al construir su sistema filosófico, lo hizo atacando a la libertad, a la igualdad. El filósofo vienés antes de analizar algunas de las obras fundamentales de Hegel, sostiene que el pensador alemán fue un fiel servidor de los intereses de Federico Guillermo III, Rey de Prusia. Con la caída de Napoleón Bonaparte, en Europa las principales naciones buscarán retornar a la implementación del Estado absolutista, según Popper:
“Hegel fue el escogido para satisfacer esta exigencia y lo hizo resucitando las ideas de los primeros enemigos de la sociedad abierta, a saber, Heráclito, Platón y Aristóteles. A fin de proporcionar al lector una visión inmediata de la platonizante adoración hegeliana del Estado, citaremos unos pasajes: estos pasajes demuestran que el colectivismo radical de Hegel depende tanto de Platón como de Federico Guillermo III Rey de Prusia durante el periodo crítico que comprendió y sucedió a la Revolución Francesa. La teoría de ellos sustentada es la de que el Estado es todo y el individuo nada, ya que todo se lo debe al Estado: su existencia física y su existencia espiritual. “Lo universal ha de hallarse en el Estado” manifiesta Hegel. “El Estado es la divina idea tal como existe sobre la tierra…por consiguiente, debemos adorar al Estado en su carácter de manifestación divina sobre la tierra y considerar que, si es difícil comprender la naturaleza, es infinitamente más arduo captar la esencia del Estado…El Estado sabe lo que quiere…El Estado es real, y…la verdadera realidad es necesaria. Lo que es real es eternamente necesario…El Estado existe por y para sí mismo…El Estado es lo que existe realmente, es la vida moral materializada.”
Algunos de los pensamientos de Hegel citados por Popper, son extraídos de la “Filosofía del Derecho” y de la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas”. No obstante, Popper no se detiene y va más allá, afirma que toda la filosofía de Hegel en el terreno político consiste en derribar, pervertir, viciar, los principios de 1789, sí, los principios de igualdad, libertad y fraternidad. ¿Cómo lo hace? Empleando su método dialectico. En otras palabras, utiliza un concepto, le otorga una definición, quizás, la que todos esperamos y queremos leer, inmediatamente después le pone una definición opuesta, y, así logra modificar-pervertir el concepto y hacerlo universalmente valido. Veamos un ejemplo que nos desarrolla Popper:
“Como segundo ejemplo de este empleo de la dialéctica, escogeremos el tratamiento que hace Hegel de la exigencia de una Constitución política, que combina con su tratamiento de la igualdad y la libertad. Para apreciar el problema de la Constitución, debemos recordar que el absolutismo prusiano no reconocía la ley constitucional alguna (aparte de principios tales como la plena soberanía del rey) y que el lema de la campaña en pro de una reforma democrática en los diversos principados alemanes era que el príncipe otorgase “al país una Constitución”. Pues bien; ¿cómo trata Hegel el delicado problema? “Como espíritu viviente”, expresa, “el Estado es un todo organizado, articulado en diversos agentes…La constitución es esta articulación u organización del poder estatal…La libertad e igualdad son…los objetivos y resultados últimos de la Constitución.” Pero claro está que esto sólo es la introducción. Sin embargo, antes de asistir a la transformación dialéctica de la exigencia de una Constitución en la de una monarquía absoluta, debemos ver primero cómo transforma Hegel los dos “objetivos y resultados”, libertad e igualdad en sus opuestos. Veamos primero el viraje de la igualdad a la desigualdad: “La afirmación de que los ciudadanos son iguales ante la ley contiene una gran verdad. Pero expresada de esta manera, sólo es tautología, pues no me hace sino afirmar, en general, la existencia de una situación legal, del imperio de las leyes. Pero si hemos de ser más concretos, los ciudadanos…son iguales ante la ley sólo en los puntos en que también son iguales fuera de la ley. Sólo la igualdad que poseen en bienes, salud…etc., puede merecer igual tratamiento ante la ley. Las propias leyes presuponen condiciones desiguales. Debe reconocerse que es precisamente el gran desarrollo y madurez de la forma en los estados modernos lo que produce la suprema desigualdad concreta de los individuos en la actualidad.” (El subrayado es mío.)
Después de transformar la igualdad y libertad, creando sus propios opuestos, Hegel llega a su objetivo final, revelar según su método que: “La totalidad realmente viviente, la que preserva y produce continuamente el Estado y su Constitución, es el Gobierno. En el gobierno, considerado como totalidad orgánica, el poder soberano o principado es la voluntad del Estado que todo lo sustenta y todo lo decreta; es la más alta cumbre y la unidad que todo lo penetra. Es la monarquía. La Constitución monárquica es, por lo tanto, la Constitución de la razón evolucionada.”
Hasta esta parte de la lectura ya tenemos muy claro hacia donde va Hegel. Lo que sigue desnudando Popper del filósofo alemán, nos ayudará a comprender muchos modelos de sociedades cerradas en la actualidad. Si usted lee el siguiente manifiesto: “Socialismo o muerte”, comprenderá que atrás está Hegel y Marx, pues para Hegel: “Lo finito como la propiedad y la vida, es accidental.” Es decir, no tiene la mínima importancia, la nación es más importante que el individuo y este debe estar dispuesto y educado para sacrificar la vida por su nación, e incluso, la guerra tiene un elemento ético.
Finalmente, Karl Popper nos demuestra que parte de los males que padecemos hoy como son los regímenes antidemocráticos, autoritarios, totalitarios, sociedades racistas e intolerantes, siempre han existido y que algunos de los filósofos más admirados han sido los responsables de diseñar estas sociedades. Los que aspiramos a vivir en sociedades abiertas, moralmente estamos obligados a denunciarlos.

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