En la precampaña que realiza Rocío Nahle García como precandidata de Morena al Gobierno de Veracruz, hay una sombra que no la deja brillar, que no le permite ser el centro de la atención, y no es precisamente su origen ajeno a Veracruz, tampoco el haber abandonado el cargo de Senadora a sólo dos meses de tomar posesión en noviembre del 2018; la cuña es del mismo palo, y se llama Manuel Rafael Huerta Ladrón de Guevara, quién se ha convertido en ladrón de escenarios y aplausos de la aspirante a candidata al gobierno de Veracruz.

Manuel Huerta, quien disputó a Rocío Nahle, la designación de Morena para la candidatura al gobierno de Veracruz se ha colgado a los eventos en todo el estado y sin gastar un peso, le roba cámara a la señora en casi todos las asambleas en casi todo el estado y así crece en su campaña como candidato al Senado.

Huerta, sí es veracruzano, conoce bien el estado, sus costumbres, su gente y sus historias, además tiene la habilidad para improvisar su discurso de acuerdo a las circunstancias de cada evento, de esa manera logra conectar con el público, llamar la atención y llevarse los aplausos y porras más nutridas en los eventos que se organizan para Rocío Nahle.

En los eventos de precampaña, fueron eliminados los discursos y las banderas de los aliados; los dirigentes del Partido Verde y del PT acuden de relleno, fueron suprimidos del programa de discursos con el propósito de que sólo brille la aspirante, pero no se pudieron sacudir a Manuel Huerta y éste no desperdicia la oportunidad para posicionarse con seguridad, destreza y cierta satisfacción al sentirse más dueño de los eventos que la protagonista principal.

Cuando toca el turno a Rocío Nahle en el micrófono, el público ya se ha entregado a Manuel Huerta y la aspirante cosecha menos aplausos que su antecesor.

El discurso de Rocío Nahle es largo y lleno de tecnicismos, de información valiosa del gobierno de la cuarta transformación, pero que no es entendible para la gran mayoría de los asistentes que quieren escuchar los planes de atención a los diferentes sectores sociales y que no forman parte de las líneas discursivas de su discurso.

La señora Rocío Nahle no encuentra pues la conexión, el discurso adecuado, las palabras que lleguen al hipotálamo de los asistentes, esa parte del cerebro que por encima de la razón, es la que me toma las decisiones del ser humano.

Las precampañas tienen todavía tres días, el 18 de enero concluyen, escaso tiempo para que Rocío Nahle se conecte con los veracruzanos; mientras que en la casa de enfrente, el Veracruzano José Yunes Zorrilla crece como levadura con la sencilla frase de Soy un Veracruzano de verdad.