Patricia Aguilar Pardo. Veracruz, Ver., 01 de noviembre del 2024.- El dolor por la pérdida de un ser querido deja una herida que para algunas personas se vuelve difícil vivir con ella, por eso, durante la celebración del Día de Muertos, decenas de familias se esmeran en tener ese contacto espiritual colocando una ofrenda en sus hogares y acudiendo al panteón los días 1 y 2 de noviembre para hacerles sentir que siguen presentes.

Al panteón municipal de Veracruz, algunas familias llegaron temprano para pasar el día con el hijo, la mamá, el padre o el hermano que dejó el plano terrenal, unas personas llevaron los alimentos que eran preferidos del familiar, otros instalaron una sombrilla para hacer un poco más ligera la estadía, mientras que algunos se dedicaban a poner flores y limpiar la tumba donde descansa esa persona entrañable.

“Vengo a visitar a mi niña, Zuleyma Baltazar, ella murió a los 23 años de un paro respiratorio, fue muy rápida su muerte, fue hace seis años, seis años que parece que fue ayer, nunca se va a olvidar, ella siempre va a estar en mi corazón ¿Por qué se me fue?, es un dolor de madre que no se lo deseo a nadie, perder un hijo es algo muy fuerte” menciona la señora Lorena.

Zuleyma era la hija menor de la señora, falleció un 22 de marzo hace seis años, era estudiante universitaria, le gustaba comer huevitos con jamón, hotcakes y licuado de fresa, menciona su mamá quien recuerda el momento en que falleció.

“Ese día yo la vi en la mañana, platiqué con ella, le hice de desayunar y no quiso comer, se quedó en su recamara, ella estaba bien, a quien tenía enferma era a mi mamá. Antes de que falleciera, yo salí de la casa y fui a la tienda y me llego un olor a flores, regrese a la casa y otra vez volví a percibir ese olor a flores, nuevamente salí de la casa cuando mi hija falleció, mi hermana me hizo una llamada, pero la cortó, cuando regrese a casa supe que había muerto, murió en brazos de su papá”, recuerda la señora Lorena, quien desde cada domingo acude al panteón a pasar el día con su hija, acompañada de su esposo y padre de Zuleyma.

En otro sitio del mismo panteón se escucha música de alabanzas, una familia rodea el sepulcro de quien en vida se llamó Rosa Aguilar Mendoza; su yerno Carlos Gutiérrez Isidoro, su esposa e hijas acuden este primer día de noviembre a visitarla, orán y conversan con ella.

“La recordamos con música de alabanzas, pura alabanza le gustaba, la recordamos como fue con nosotros, sus hijos, esposo, quien todavía vive. En la casa no hubo altar, pero sí alabanzas como a ella le gustaba”, dijo Don Carlos Gutiérrez.