El poder olvidado de la leche materna: lo que la ciencia aún no te ha contado
Por Dra. Cristina Chuck, Líder del Núcleo de Investigación en Salud, Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey
La lactancia materna es crucial para la salud y el desarrollo de los recién nacidos. Es por ello que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia exclusiva durante al menos los primeros seis meses de vida, y hasta un año, como un complemento ideal para el desarrollo infantil. Sin embargo, a pesar de su importancia, la investigación científica alrededor de la leche materna sigue siendo sorprendentemente escasa.
Para ilustrar esta realidad, en 2018, el financiamiento destinado a la investigación sobre lactancia materna fue considerablemente menor en comparación con el dedicado a la fertilidad masculina. Incluso, en bases de datos como PubMed, las publicaciones sobre semen superan en número a las de la leche materna . Es difícil comprender cómo un aspecto tan esencial para la vida humana, que comienza con el nacimiento, sigue sin ser investigado a fondo.
La escasa inversión en este tema tiene consecuencias graves, especialmente en países como México, que impactan directamente a la salud pública, exacerbando problemas a medida que la población infantil crece. Diversos estudios han demostrado que la leche materna provee nutrientes vitales y anticuerpos que protegen a los bebés de infecciones y enfermedades. Al desconocer estos beneficios, generaciones de niños crecen sin este soporte inmunológico crítico.
Las implicaciones son evidentes: un país que no invierte en la investigación sobre lactancia materna termina destinando mayores recursos al sistema de salud pública. Los niños que no reciben sus beneficios tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como diabetes, obesidad y problemas cardíacos a lo largo de su vida. Además, suelen presentar un sistema inmunológico más débil , demandando una mayor atención médica en sus primeros años de vida.
Asimismo, pone en evidencia que se desconocen muchos de los obstáculos que las madres mexicanas enfrentan para poder amamantar. ¿Qué barreras culturales, laborales o familiares dificultan la lactancia? ¿Cómo podemos ofrecer soluciones que se adapten a las realidades locales? Sin estudios sólidos, permanecemos ciegos ante las necesidades de las madres y sus hijos, perpetuando prácticas ineficaces y perjudiciales.
Es importante entender que la lactancia materna no es únicamente una cuestión de voluntad de la madre. El contexto en el que vive, el apoyo que recibe y las políticas públicas son factores sociales determinantes en su capacidad de amamantar. Existen además barreras anatómicas y fisiológicas que dificultan la lactancia en casos diversos. La falta de apoyo y capacitación en temas como el frenillo sublingual de los bebés, la satisfacción del lactante o las alternativas seguras como la donación de leche materna, son solo algunos. Es en este punto donde la investigación inter y multidisciplinaria en colaboración con expertos en políticas públicas y ciencias sociales, puede responder preguntas clave: ¿cómo puede fomentarse la lactancia materna y hacer que las madres elijan esta opción? ¿Qué factores las desmotivan a continuar con la lactancia? ¿Cómo pueden crearse sistemas de apoyo más eficaces para ellas?
Con estas colaboraciones podemos comprender no solo las barreras biológicas y físicas, sino también las sociales, laborales y emocionales que enfrentan las madres para desarrollar así estrategias de intervención efectivas y medibles que mejoren el amamantamiento y la salud de nuestra población.
Con esto quiero resaltar la importancia del diseño de políticas que incluyan un enfoque integral, desde la promoción de licencias de maternidad más largas hasta la creación de espacios laborales que faciliten la lactancia. Además, es fundamental llevar a cabo investigaciones que exploren las motivaciones y barreras de las madres, y cómo la cultura y el entorno social influyen en su decisión de amamantar.
Si no se prioriza la investigación sobre la leche materna, corremos el riesgo de perder información valiosa sobre la salud de los infantes y sus madres. No comprender los factores que promueven o impiden la lactancia perpetúa desigualdades. Las madres mexicanas necesitan más qué información; requieren apoyos en entornos que respeten sus derechos y su tiempo. Sin investigación sólida, las decisiones en política pública y salud seguirán basándose en conjeturas, no en hechos.
Como líder del Núcleo de Investigación en Salud del Tec de Monterrey, me siento comprometida a cambiar esta realidad. El desafío no es solo aumentar el número de publicaciones científicas, sino investigar con una perspectiva de género, recuperando el conocimiento olvidado sobre los procesos naturales que sustentan la vida humana. Este esfuerzo debe ir de la mano de estudios en ciencias sociales que nos permitan formular políticas públicas que incentiven y faciliten la lactancia materna, generando un impacto positivo y medible en la salud de las futuras generaciones.
Hago un llamado a mis colegas investigadores e investigadoras para unirse a este esfuerzo. Es vital profundizar en el conocimiento sobre la lactancia materna, no solo para comprender sus beneficios biológicos, sino también para ofrecer soluciones prácticas que apoyen a las madres. Las políticas públicas no pueden quedarse en papel; deben ser implementadas y complementadas con investigación sólida y aplicada.
La salud de las futuras generaciones depende de lo que hagamos hoy. Por ello es importante que sigamos investigando y encontrando formas de mejorar la calidad de vida de la población.
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